¿Por qué nos vemos en el espejo?

Los espejos se hacen extendiendo una capa de mercurio en uno de los lados de una hoja de vidrio. Si no fuera así, veríamos a través de éste como si fuera una ventana. Pero el mercurio corta el paso a la luz y la devuelve. El vidrio y el mercurio son lisos y planos. Nos podemos contemplar en una superficie lisa y plana que devuelve la luz hacia nosotros; no ocurre lo mismo con las opacas, pues no la rechazan de modo uniforme, antes bien la dispersan en todas las direcciones.
Si tiras una pelota contra una pared lisa volverá a ti en línea recta. En cambio, en un montón de piedras sueltas, rebotará en una dirección que no puedes prever. Cuando te pones delante de un buen espejo, la luz de tu cara va al espejo y vuelve directamente a ti. Pero si te sitúas ante algo irregular, la luz se dispersa en todos sentidos, como si hubieras arrojado un puñado de canicas contra una acumulación de fragmentos de roca.